miércoles, 30 de noviembre de 2016

LAS UNIDADES DE DUELO O DE APOYO EMOCIONAL NOS ENSEÑAN A SOBREPONERNOS ANTE EL DOLOR DE UNA PERDIDA



Si bien, es un servicio escasamente conocido por la comunidad, las unidades de duelo son una extensión de los servicios funerarios, que surgen ante la necesidad de orientar y apoyar a los dolientes o deudos tras sufrir una perdida, brindando acompañamiento en la elaboración de su proceso facilitando herramientas que le permitan sobrellevar su dolor en los instantes más difíciles. Las unidades de duelo, son el eje central que poseen las funerarias en la actualidad; es un espacio donde se atienden a los dolientes y se tienen diferentes actividades como lo son charlas de cómo afrontar el duelo, consejería individual y familiar, consejería en duelo para niños, grupos de apoyo mixtos, talleres para fechas especiales, consultas online, entre otras; las cuales apuntan a promover que estas personas y sus familias se puedan reponer de la pérdida y a su vez, se propende a la generación de cultura de duelo que es casi nula en nuestra sociedad. Este servicio se puede prestar, ante un duelo anticipatorio, cuando se tienen en las familias algún miembro con una enfermedad que es potencialmente mortal o después del fallecimiento de la persona. Es decir, no hay un tiempo exacto, así como pueden llegar en cuestión de horas o tres días después del fallecimiento de un ser querido, puede presentarse el caso que van dos o tres años después del evento a solicitar los servicios cuando el doliente o deudo sabe que todavía hay asuntos pendientes en su proceso de duelo.

Entendemos por duelo el proceso psicológico consecuencia de la muerte o desaparición de una persona, objeto o situación significativa para una persona. Esta reacción psicológica no sólo tiene componentes emocionales, sino también fisiológicos y sociales. En principio; el duelo no puede ser considerado como un trastorno sino como un proceso natural que acompaña a toda pérdida. Estas reacciones pueden incluir shock e incredulidad, incluso negación que dura horas, semanas o meses, sentimiento arrollador de tristeza, el cual se expresa con llanto frecuente, dolor por la separación, desinterés por el mundo, la rabia emerge suscitando angustia, se presenta un trabajo penoso de deshacer los lazos que continúan el vínculo con la persona amada y reconocer la ambivalencia de toda relación; todas las actividades del doliente pierden significado. Esto va disminuyendo con el tiempo, pero pueden repetirse en ocasiones como los aniversarios o fechas especiales.

Gradualmente, el individuo inicia su reconexión con su vida diaria, logra la estabilización de los recuerdos de la persona desaparecida, emergen sentimientos cariñosos mezclados con tristeza, en lugar del dolor agudo y la nostalgia lo cual indica que se ha llegado a una aceptación de la realidad de la pérdida.

Si bien, el proceso de duelo no es una enfermedad o trastorno, en sí mismo puede llegar a convertirse en un conflicto para la persona si su elaboración no es correcta.

Duelo Persistente o complicado: En ocasiones la víctima se queda anclada en el proceso de duelo, es decir, en la aparición de un duelo persistente o complicado influyen tanto las características de la muerte como los recursos personales de la persona y sociales. Podemos reconocer un duelo persistente o complicado cuando la persona ha sido incapaz de sentir algo durante meses después de la muerte de un ser querido o a la inversa, se siente atrapado en un sufrimiento implacable durante meses.

Son estos individuos los que requieren del acompañamiento psicológico profundo para seguir adelante, para así entender que ese ser querido ya no está, pero que la existencia de quienes le sobreviven debe seguir adelante. Por lo anterior, hoy por hoy existen las Unidades de Duelo.


Ps. Raquel Baena Guzmán


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