lunes, 5 de junio de 2017

DIA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE - EDUCACIÓN AMBIENTAL EN LOS NIÑOS







EDUCACIÓN AMBIENTAL EN LOS NIÑOS


Es muy importante que, desde pequeños, enseñemos a los niños a conocer, valorar y amar el mundo natural y a actuar en consecuencia con estos sentimientos, contribuyendo a su cuidado y preservación. La Asociación Mundial de Educadores Infantiles nos propone 10 recomendaciones para estimular este aprendizaje en nuestros hijos.

Educación niños: cuidar el medio ambiente

Los primeros años son fundamentales para transmitir valores, conocimientos y actitudes a los hijos. Y una de las lecciones que tienen que aprender cuanto antes consiste en entender y amar a la naturaleza, contribuyendo a preservarla. 
Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, el 5 de junio, la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) ha elaborado estos 10 consejos para que los padres y madres empecemos a transmitir esta enseñanza a los más pequeños.

1. Empieza por familiarizar al niño con las cosas naturales que hay en su entorno: plantas, pájaros, insectos, árboles, flores, etc. Busca un entorno natural cercano al domicilio, un jardín o un parque, y procura que el niño tome conciencia de que es un lugar agradable para disfrutar y donde conviven plantas, animales, árboles, etc.


2. Al volver a casa, puedes sensibilizar al niño por las cuestiones medioambientales haciendo una comparativa respecto a la contaminación de su entorno próximo: los ruidos, los humos, los olores, la suciedad de las calles, etc.


3. Proporciónale experiencias y ejemplos a través de los cuales pueda comprender la transformación de la naturaleza por la influencia de los cambios del clima y de los fenómenos naturales como la lluvia o la sequía (mojado-seco), frío-calor, etc.


4. Destaca ante tu hijo el valor de las profesiones de las personas que se encargan de cuidar y limpiar la ciudad y el parque: basureros, barrenderos, jardineros, etc., y reflexiona con él sobre lo que ocurriría si esas profesiones no existiesen. Y, por supuesto, recicla tu basura (cada cosa a su contenedor), con su colaboración.


5. Ayúdale a conocer las plantas y las flores –seguro que en tu casa tienes algunas–: sus partes externas, los cuidados que necesitan, lo que nos proporcionan, las clases y nombres, etc. Que descubra cómo nacen y crecen, que necesitan respirar y alimentarse para crecer como nosotros, etc. Un paso más sería incentivar al niño a que plante semillas y cuide del crecimiento de la planta, comprobando la necesidad de la luz del sol y del agua para que crezca.


6. Proporciona a tu hijo ocasiones para que se acerque al mundo animal (pájaros, perros, gatos, hormigas, caracoles, etc.), que conozca y comprenda su forma de vida y sus necesidades, aprendiendo a cuidarlos, quererlos y respetarlos.


7. Al menos una vez al año, visita junto con tus hijos un museo de ciencias naturales. No es excusa que esta visita la realice con el colegio, debe hacerla también acompañado de sus padres. Al llegar a casa,hablad sobre lo que habéis visto y procura que el niño comparta sus impresiones y realice dibujos sobre lo que más le ha impresionado.


8. Revisa la programación de televisión para ver juntos los programas que guardan relación con la Naturaleza y los fenómenos naturales (animales, plantas, volcanes, huracanes, etc.).


9. No olvides que, al fomentar en el niño el amor por la naturaleza, le debes también alertar sobre las precauciones que debe tomar para evitar picaduras de avispas, accidentes, etc. No se trata de que se vuelva miedoso, sino precavido, conociendo los peligros para poder evitarlos.


10. La educación ambiental no podemos entenderla si no es de manera paralela y simultánea con lo que tradicionalmente conocemos como educación en valores. Difícilmente un niño cuidará el medio ambiente si no se cuida a si mismo, difícilmente respetará la naturaleza si no se respeta a sí mismo y a los demás.

FUENTE: http://www.crecerfeliz.es/Ninos/Desarrollo-y-aprendizaje/educar-su-amor-al-medio-ambiente

viernes, 3 de marzo de 2017

¿QUÉ ES EL DUELO?



El Duelo es la reacción adaptativa, natural, normal y esperable ante la pérdida de algo o de alguien significativo. No es una enfermedad, es el resultado de la experiencia vital que en cualquier momento se presenta en la vida de los seres humanos. No solo implica dolor, también significa desafío, el de encontrar nuevos caminos para poder ajustarse a un mundo que ha cambiado para siempre. Es inevitable, conlleva sufrimiento y es a la vez portador de crecimiento.

La Tanatología como disciplina científica se encarga de encontrar sentido al proceso de la muerte, sus significados, sus rituales; integra al doliente desde su dimensión biológica, psicológica, social y espiritual. Su objetivo es proporcionar ayuda profesional a los pacientes en estado de grave enfermedad, a sus familias, y a las personas que viven algún tipo de pérdida. La muerte no es un castigo, es un proceso natural biológico, se puede aprender a asumir las pérdidas.


Los empresarios funerarios en su búsqueda por la mayor calidad del servicio, integran hoy en sus servicios el acompañamiento en Duelo para las familias que pierden un ser querido, cómo una forma de extensión del servicio funerario.



miércoles, 22 de febrero de 2017

Cómo cambia la vida tras la muerte de los padres


Después de la muerte de los padres, la vida cambia mucho. O quizás, muchísimo. Enfrentar la orfandad, incluso para personas adultas, es una experiencia sobrecogedora. En el fondo de todas las personas siempre sigue viviendo ese niño que siempre puede acudir a la madre o al padre para sentirse protegido. Pero cuando se van, esa opción desaparece para siempre.
Vas a dejar de verlos, no una semana, ni un mes, sino el resto de la vida. Los padres fueron las personas que nos trajeron al mundo y con quienes se compartiste lo más íntimo y frágil. Ya no estarán aquellos seres por los que, en gran medida, llegamos a ser lo que somos.


La muerte: de hablar de ella a vivirla, un gran abismo…


Nunca estamos del todo preparados para enfrentar la muerte, más aún si se trata de la de uno de nuestros padres. Es una gran adversidad que difícilmente se llega a superar totalmente. Normalmente lo máximo que se consigue es a asumirla y a convivir con ella. Para superarla, al menos en teoría, tendríamos que entenderla y la muerte, en sentido estricto, es del todo incomprensible. Es uno de los grandes misterios de la existencia: quizás el más grande.
Obviamente, el modo en el que integremos las pérdidas va a tener mucho que ver con la manera en la que se hayan producido. Una muerte de las llamadas “por causas naturales” es dolorosa, pero lo es más un accidente o un asesinato. Si la muerte fue precedida por una larga enfermedad, la situación es muy distinta a cuando se produjo de manera súbita.
También incide la diferencia en tiempo entre la muerte del uno y el otro: si media poco tiempo, el duelo será más complejo. Si, en cambio, el lapso es más extenso, seguramente estaremos un poco mejor preparados para aceptarlo.
Realmente no solo se va un cuerpo, sino todo un universo. Un mundo hecho de palabras, de caricias, de gestos. Inclusive, de reiterativos consejos que a veces hartaban un poco y de“manías” que nos hacían sonreír o frotarnos la cabeza porque les reconocemos en ellas. Ahora comienzan a extrañarse de un modo inverosímil.
La muerte no avisa. Puede presumirse, pero nunca anuncia exactamente cuándo va a llegar. Todo se sintetiza en un instante y ese instante es categórico y determinante: irreversible. Tantas experiencias vividas al lado de ellos, buenas y malas, se estremecen de repente y quedan sumidas en recuerdos. El ciclo se cumplió y es momento de decir adiós.

“Lo que está, sin estar”…


Pensamos, por lo general, que nunca va a llegar ese día, hasta que llega y se hace real. Nos quedamos en shock y solamente vemos una caja, con un cuerpo rígido y quieto, que no habla ni se mueve. Que está ahí, sin estar ahí…
Porque con la muerte comienzan a entenderse muchos aspectos de las vidas de las personas fallecidas. Aparece una comprensión más profunda. Quizás, el hecho de no tener presente a las personas queridas suscita en nosotros el entendimiento sobre el porqué de muchas actitudes hasta entonces incomprensibles, contradictorias o incluso repulsivas.
Por eso, la muerte puede traer consigo un sentimiento de culpa frente a quien murió. Es necesario luchar contra ese sentimiento, ya que no aporta nada, sino hundirte más en la tristeza, sin poder remediar nada ¿Para qué culparse si uno cometió errores? Somos seres humanos y acompañando a esa despedida tiene que existir un perdón: del que se va hacia el que se queda o del que se queda hacia el que se marcha.

Disfrútalos mientras puedas: no van a estar para siempre…


Cuando mueren los padres, con independencia de la edad, las personas suelen experimentar un sentimiento de abandono. Es una muerte diferente a las demás. A su vez, algunas personas se niegan a darle la importancia que el hecho se merece, como mecanismo de defensa, en forma de una negación encubierta. Pero esos duelos no resueltos retornan en forma de enfermedad, de fatiga, de irritabilidad o síntomas de depresión.
Los padres son el primer amor. No importa cuántos conflictos o diferencias se haya tenido con ellos: son seres únicos e irreemplazables en el mundo emocional. Aunque seamos autónomos e independientes, aunque nuestra relación con ellos haya sido tortuosa. Cuando ya no están, se experimenta su falta como un “nunca más” para una forma de protección y de apoyo que, de uno u otro modo, siempre estuvo ahí.

De hecho, quienes no conocieron a sus padres, o se alejaron de ellos a temprana edad, suelen cargar toda su vida con esas ausencias como un lastre. Una ausencia que es presencia: queda en el corazón un lugar que siempre los reclama.
De cualquier modo, una de las grandes pérdidas en la vida es la de los padres. Puede ser difícil de superar si hubo injusticia o negligencia en el trato hacia ellos. Por eso, mientras estén vivos, es importante hacer conciencia de que los padres no van a estar ahí para siempre. De que son, genética y psicológicamente, la realidad que nos dio origen. Que son únicos y que la vida cambiará para siempre cuando se vayan.

Fuente:
https://lamenteesmaravillosa.com/como-cambia-la-vida-tras-la-muerte-de-los-padres/



jueves, 16 de febrero de 2017

EL DOLOR DE PERDER UNA MASCOTA


Para la mayoría de los niños, las mascotas son más que simplemente animales que les pertenecen a su familia: son integrantes de la familia y sus mejores amigos.


Lamentablemente, la alegría de tener una mascota va acompañada del dolor por su pérdida, ya sea debido a la edad, una enfermedad o un accidente.

Y esto puede ser muy difícil. Después de todo, las mascotas de la familia suelen ser las primeras en saludar a los niños por la mañana y después de la escuela. Tal vez su hijo recurre a su mascota en busca de compañía y consuelo cuando está enfermo, se siente triste o no querido.

Si bien es imposible proteger a los niños de la pérdida de una mascota, puede ayudarlos a enfrentar la situación. Y como la muerte de una mascota tal vez sea la primera pérdida de un ser querido, el proceso de duelo puede ayudar a los niños a aprender a enfrentar otras pérdidas que tengan en su vida.


Compartir la noticia y el dolor


Una de las partes más difíciles de perder a una mascota puede ser dar la mala noticia a los niños. Intente hacerlo en un lugar en el que estén solos, donde se sientan seguros y cómodos, y no puedan distraerse con facilidad.

Tal como lo haría con cualquier tema complicado, intente averiguar cuánta información necesitan escuchar sus hijos según su edad, su nivel de madurez y su experiencia de vida.

Si su mascota es muy vieja o tiene una enfermedad persistente, considere hablar con los niños antes de que muera. Si debe sacrificar a su mascota, tal vez desee explicarles lo siguiente:
los veterinarios han hecho todo lo posible
la mascota jamás se mejorará
es la manera más compasiva de aliviar el dolor de la mascota
la mascota morirá en paz, sin sentir dolor ni miedo

La edad de su hijo, su nivel de madurez y las preguntas que formule lo ayudarán a determinar si es mejor ofrecer una explicación clara y sencilla de lo que va a ocurrir. Si decide ofrecer una explicación, puede utilizar palabras como "muerte" y "morir" o decir algo como: "el veterinario le dará a nuestra mascota una inyección que primero la dormirá y después hará que su corazón deje de latir". Muchos niños desean tener la posibilidad de despedirse antes y algunos tal vez sean lo suficientemente adultos y emocionalmente maduros como para quedarse a acompañar a la mascota durante el proceso.

Si debe sacrificar a su mascota, tenga cuidado con decir que el animal se va a "dormir" o que lo "van a poner a dormir". Los niños pequeños suelen interpretar esto de forma literal y esto les hará tener conceptos errados y atemorizantes sobre el sueño o las cirugías y la anestesia.

Si la muerte de la mascota es más abrupta, explique con calma lo que ocurrió. Sea breve y permita que su hijo le haga preguntas que lo orientarán para saber cuánta información debe brindarle.



Apéguese a la verdad
No intente endulzar lo que ocurrió recurriendo a una mentira. No es buena idea decirle a un niño "Buster se escapó" o "Max se fue de viaje". Probablemente esto no alivie su tristeza por haber perdido a su mascota y, si en algún momento surge la verdad, su hijo probablemente se enoje porque usted le mintió.


Si le pregunta qué le ocurre a una mascota cuando muere, trate de recurrir a su propia comprensión de la muerte, lo cual incluye, si corresponde, el punto de vista de su fe. Y puesto que ninguno de nosotros lo sabe realmente, un honesto "No lo sé" puede ser una respuesta adecuada. No está mal decirles a los niños que la muerte es un misterio.



Ayudar a su hijo a sobrellevar la situación
Como cualquier otra persona que enfrenta una pérdida, los niños suelen sentir una variedad de emociones, además de tristeza, tras la muerte de una mascota. Tal vez se sientan solos, sientan enojo si la mascota fue sacrificada, frustración porque no fue posible curar a la mascota o culpa por las veces en las que fueron malos y no se ocuparon de la mascota como lo habían prometido.


Ayude a los niños a comprender que es natural sentir todas esas emociones, que no está mal no querer hablar de ellas al principio y que usted estará allí cuando estén listos para hablar.


No se sienta obligado a ocultar su tristeza por la pérdida de una mascota. Si demuestra sus sentimientos y habla acerca de ello abiertamente estará dando un ejemplo a sus hijos. Usted demuestra que está bien sentirse triste al perder a un ser querido, hablar de los sentimientos y llorar cuando uno está triste. Y para los niños, es consolador saber que no son los únicos que están tristes. Comparta historias acerca de las mascotas que tuvo (y perdió) cuando era pequeño y cuán difícil fue despedirse.
Salir adelante

Una vez que el impacto de la noticia haya pasado, es importante que ayude a su hijo a salir adelante.

Puede resultar útil encontrar maneras especiales de recordar a una mascota. Podría realizar una ceremonia para enterrar a su mascota o simplemente compartir recuerdos o buenos momentos que compartieron. Escriban juntos una plegaria o expresen lo que la mascota significaba para cada integrante de la familia. Compartan historias acerca de las aventuras o los momentos graciosos de su mascota. Abrácense mucho y con cariño. También podría hacer un proyecto, como un cuaderno de fotos.

Recuerde que hacer el duelo por la pérdida de una mascota, en especial para un niño, es similar a hacer el duelo por una persona. Para los niños, perder a una mascota que les brindó amor y compañía puede ser mucho más difícil que perder a un pariente lejano. Es posible que tenga que explicarles eso a los amigos, familiares y otras personas que no tienen mascotas o no pueden comprenderlo.

Tal vez, lo más importante es que hable de su mascota con frecuencia y con amor. Hágale saber a su hijo que, si bien el dolor en algún momento pasará, los buenos recuerdos de su mascota permanecerán para siempre. Cuando llegue el momento adecuado, puede considerar adoptar una nueva mascota; no como un reemplazo sino como una manera de dar la bienvenida a otro amigo animal en la familia.

Fuente:


http://kidshealth.org/es/parents/pet-death-esp.html#


martes, 7 de febrero de 2017

PARA QUIENES GUSTAN DE AYUDAR A OTRAS PERSONAS


  
 Hay una buena cantidad de seres humanos que les gusta ayudar a otros. Ese sentimiento solidario es muy agradecido por quienes lo reciben. Claro está, no todas las personas poseen la misma preparación técnica y científica para que esa ayuda sea efectiva , por eso me referiré a algunos factores que pudieran contribuir a que quienes tienen esas aptitudes logren ofrecer la ayuda de manera más efectiva, sin necesidad de recibir una enseñanza especializada.
Escuchar, esa capacidad de permitir a otra persona expresar sus pensamientos con libertad, sin interrupción alguna. Considerar que el ser humano tiene una sola boca, mientras posee dos orejas, lo cual significa que la naturaleza le otorgó un privilegio al sentido del oído.
Propiciar una relación armónica, empática, ponerse en el lugar del otro, ser capaz de experimentar lo que está experimentando la otra persona, pero manteniendo una prudencial distancia que permita ser objetivo. En otras palabras, si usted desea ayudar a una persona, debe evitar involucrarse demasiado en el problema, pues entonces pasará a ser parte del mismo. Entrar en la situación conflictiva y saber salir, pues “desde fuera se ve mejor”, es la clave.
La actitud de apoyo es otra condición indispensable, la cual se logra, además de lo anteriormente explicado, con la aceptación del sujeto en su individualidad, con la solidaridad manifestada con nuestra presencia, que contribuya a mitigar su soledad, con la orientación oportuna (visitar un facultativo, no tomar una decisión importante con ese estado anímico, tomar vacaciones, aceptar un certificado médico, leer determinado libro, etc.).
También es fundamental la realización de preguntas, pero no cualquiera de ellas, sino aquellas que le permitan a la persona en duelo expresar sus emociones y sentimientos y a nosotros conocer cómo piensa, cuán pesimista, poco realista, agresivo, autodestructivo, es su pensamiento.

Con estos elementos, seguro usted, que tiene esa capacidad para ayudar a otros muy desarrollada, estará en mejores condiciones de brindarla.


martes, 31 de enero de 2017

EL DOLOR ES UN MAESTRO



El dolor en sí mismo

no es un mal

que tengamos que evitar

a toda costa.


El dolor es un maestro que nos puede enseñar muchas cosas.


El dolor nos instruye,

nos dice que cambiemos,

que dejemos de hacer una
cosa y emprendamos otra,
que dejemos de pensar

en cierta forma

y empecemos a pensar

en forma diferente.

Y cuando nos negamos a escuchar al dolor

y a sus enseñanzas,

lo único que nos queda

es convertirnos en escapistas.


Efectivamente,

lo que decimos es:
no voy a escuchar,
no voy a aprender,
no voy a cambiar.

Las personas abiertas y que van creciendo no toman a regañadientes la pedagogía

del dolor y buscan el cambio.


Intentan respuestas y correcciones adecuadas.
Los otros no escuchan las enseñanzas del dolor.


Se contentan con establecerse y vivir con el 10 %

de su potencial humano.



Se contentan con morir,

sin haber realmente vivido.


Mediante las verdaderas y permanentes relaciones del amor, podemos recobrar la aceptación de nosotros mismos,

la realización de lo

que valemos.


Si poseemos estas dos cualidades, todo lo demás

se irá desplazando

en dirección del crecimiento, por el sendero de la paz.

Cuando faltan el amor y el sentido del valor personal,

lo único que queda es

una existencia parcial.


Y así solo podremos lograr

una fracción de

lo que pudimos haber

logrado y sido.

La Gloria de Dios que consiste en que la persona

viva plenamente,

habrá quedado recortada.

Aprendamos del dolor.




J. Powell



martes, 24 de enero de 2017

APUNTES ACERCA DEL DOLOR Y SUFRIMIENTO, UNA MIRADA HUMANISTA.



Investigaciones en el campo de las neurociencias, demuestran como el dolor emocional es procesado en el cerebro por la misma área que procesa el dolor físico. El ser humano es incondicional, capaz de ir más allá de su condición psicofísica y de los condicionamientos que la vida impone; libre para elegir como enfrentar su vida, puede encontrar todas las respuestas. Filósofos y existencialistas coinciden en que el hombre ante todo busca ser feliz. Aristóteles, en su Ética a Nicómaco, decía: el fin supremo del hombre es la felicidad. Víctor Frankl afirmaba que solo la intencionalidad en término de sentimiento hacia los valores, descubren en el hombre la verdadera alegría, y decía: No es el vacío lo que genera angustia sino la actitud ante él, la angustia deja paso a la esperanza. Sufrir significa obrar, significa crecer; el verdadero resultado del sufrimiento es el proceso de maduración personal.

El dolor y el sufrimiento hacen parte de la realidad humana, en algún momento de la vida debe enfrentarse, es una percepción intrínsecamente ligada a la condición de vivir, dolor y sufrimiento no son sinónimos, el dolor emocional, se define como el sentimiento negativo que surge ante determinadas situaciones o vivencias que afectan a la persona de manera importante. Puede existir dolor sin sufrimiento y sufrimiento sin dolor. Es en su interpretación de dolor donde aparece el sufrimiento, aparecen una vez sufrimos el impacto o la noticia.

El sufrimiento presenta al ser humano un desafío a la confianza que tiene de su vida, se experimenta como la intromisión de algo extraño y ajeno al propio ser, suscita el anhelo de hallar una explicación y un significado del mismo, de aceptarlo como inherente a la existencia humana, despierta o agudiza el anhelo humano de trascender el orden natural. Es una sensación motivada por la percepción emocional y cognitiva que se hace de una situación específica, que se convierte en desgaste, va más allá del dolor, pero puede ser controlado y puede ser eliminado. La tarea es aprender de él y no permitir que se instale indefinidamente.

Cuando el sufrimiento hace presencia, la persona se siente amenazada, haciéndose preguntas en torno a su propia responsabilidad, culpa, por qué yo?, aparece la indefensión, la desesperanza, es una incógnita saber cuándo va a terminar dicho sufrimiento, se puede pensar que nunca acabará y que no se podrá soportar; se incrementan emociones como depresión, enojo, autocompasión. En la percepción subjetiva e individual que se le entrega, tiene influencia la cultura, los vínculos afectivos, las necesidades, la vida espiritual, los factores sociales.

Ningún ser humano escapa al hecho de tener que pasar por el dolor y el sufrimiento, y se puede vivir y trascender tal estado, de acuerdo con el significado que se le dé. Una persona puede desmoronarse ante el dolor que está viviendo, otra, puede encararlo de una manera distinta, fortaleciéndose, creciendo. La intensidad y duración de dicho estado de dolor, de sufrimiento, dependen de la personalidad, fortaleza afectiva, del estado de salud física y emocional al momento de presentarse el acontecimiento que lo provoca, de la forma en que se vivieron experiencias anteriores, de las creencia y significado que se le dé al dolor, del apoyo social, de la capacidad de reconocer, aceptar y expresar las emociones. Dolor y sufrimiento son fundamentalmente humanos, es para todos, no se pueden evitar, son totalmente incomprensibles.

Cambiar el estado en que la persona vive el dolor emocional, el sufrimiento, tiene que ver con la modificación de la actitud, entender que sentirlos no es sinónimo de debilidad o incapacidad, ayuda el hecho de aceptar que se está sufriendo, asumir la responsabilidad de sentir, tomar decisiones respecto a quedarse en tal estado o salir de él. Dice el Psicólogo Clínico español, Polaino Llorente, 1993: se advierte una pérdida del sentido humanizante y trascendente del dolor, lo que urge recuperar, porque se olvida que el dolor tiene una dimensión misteriosa. Huir del dolor hace que se padezca doblemente. Ningún hombre puede zafarse de la experiencia del sufrimiento. De una u otra forma, todos acabamos por ser hombres dolientes[i]. (Llorente, 1993)

Aunque suene extraño, algunos individuos en ocasiones eligen hacer del dolor algo destructivo, llevarlo más allá de la experiencia misma alimentándolo de forma voluntaria con dirección al victimismo, a la vivencia de emociones que le permiten crecer como persona y en algunos casos le perjudica. “Demonizar el sufrimiento y evitarlo a toda costa es tan peligroso como idolatrarlo; que sea necesario aceptar la parte negativa de las cosas no implica necesariamente regodearse en el fango”. (Herman Hesse). Equilibrar los estados emocionales permite que se comprenda mejor la vida y dejar de ser esclavos.

Sigmun Freud distingue tres fuentes principales del dolor: 1. la enfermedad que nos hace descubrir nuestra finitud; 2. las agresiones del mundo exterior que nos hacen descubrir nuestra pequeñez e indefensión; 3. las relaciones con el prójimo que nos descubre la injusticia.

Scheler señala cuatro estratos en la persona: 1.somático, 2.vital, 3. psíquico, 4. espiritual. El dolor es un sentimiento del primer estrato, sensorial. El sufrimiento devora todas las perspectivas de futuro, la indeterminación de un horizonte sin dolor, afectando a ese estrato espiritual y produciendo tristeza, interviene la memoria, la imaginación y la inteligencia.



Sentido humano del sufrimiento

Spaemann, expone que la pregunta sobre del sentido del sufrimiento hace referencia a la experiencia de la falta de sentido, pues en esa experiencia consiste el verdadero sufrimiento ¿Qué sentido tiene la experiencia de lo sinsentido?[ii]

El sufrimiento, no es simplemente dolor físico o moral, sino un dolor que condena a la pasividad, donde no se puede hacer nada, se presenta con impotencia y pide serenidad. La pregunta acerca del sentido del sufrimiento es una pregunta paradójica toda vez que en ella misma hay expresión de sufrimiento, de ausencia del sentido del actuar; no se puede imponer el sentido, sino ayudar a encontrarlo, por tanto es valiosa la capacidad de quien acompaña para consolar, para compartir en silencio, ante la desgracia, siempre sobran las palabras.

Darle un buen manejo al dolor, hace necesario aceptarle, reconocer que está presente, “el que se sobrepone a su dolor, sube más alto" (Holderlin, 1995). La aceptación lleva a la persona a ver cómo reorganizará su propia vida a partir de su dramática verdad. En la libertad del ser humano, radica la posibilidad de enriquecerse con el dolor. Yepes, dice: “el dolor realiza en nosotros una catarsis, una purificación, no solo corporal, sino espiritual; nos hace menos dependientes de nuestro capricho”[iii]. Los conceptos de libertad y dignidad humana son claves para el acercamiento al dolor y el sufrimiento humanos.

El hombre doliente se ennoblece si ha aprendido a ser fuerte para sobrellevar su dolor; el sufrimiento para tener sentido, no puede ser un fin en sí mismo, el ser humano puede ir más allá, trascender el dolor. Lo que da sentido al dolor es el amor, se sufre cuando se ama, su fuerza motiva el seguir viviendo. Vivirlo sin sentido, lo hace estéril, sordo y destructivo. “Quién dispone de un porqué para vivir, es capaz de soportar casi cualquier como”. V. Frankl. El pensamiento de Víctor Frankl está impregnando de esperanza y humanismo, habla del hecho de dotar de sentido experiencias tales como la enfermedad o la muerte, el dolor y el sufrimiento, y produce consuelo en el ser humano ya que aporta razones o motivos para sobrellevar de una manera más optimista esa carga tan difícil.

El sentido ayuda a mitigar el propio sufrimiento ya que existen muchas formas diferentes de enfrentarse a él. Frente al dolor existen actitudes. Una aceptar el dolor, la otra silenciarlo o suprimirlo a costa de seguirlo padeciendo. Polaino señala que el hombre doliente tiene que plantearse si va a ser feliz o no a pesar de sus sufrimientos.[iv] El sufrimiento está ligado con lo existencial, con espiritual, con el ser y el deber ser, a través de él, el hombre toma conciencia sobre sí. “Es necesario asumir el sufrimiento, solo el sufrimiento asimilado deja de ser sufrimiento, pero, para poder afrontarlo, solo se puede sufrir con sentido, sufrir por algo o por alguien” V. Frankl. De otra parte, Hamer hablando de las leyes biológicas anota: Lo que atormenta al hombre no es la realidad, sino la idea que hace de ella.

En la obra de Víctor Frankl se indica que no fueron los más fuertes quienes superaron la experiencia de Auschwitz, sino los que tenían un motivo y una esperanza, lo que interesa era el sentido de la vida en su totalidad, que incluía también la muerte; no solamente el sentido de la vida, sino también el sentido del vivir y del morir. Una misma afección puede llevar al sufrimiento o a que se encuentre el sentido que puede ayudar a crecer al individuo. El sufrimiento es un gran despertador existencial, implica un esfuerzo para no renunciar a sí mismo a pesar del dolor, es una fuerza de crecimiento interior. Decía Juan Pablo II que el dolor no es un castigo inmerecido, sino un inmerecido tesoro. El dolor y el sufrimiento son compañeros por siempre de la existencia del hombre.

Víctor Frankl habla de la tragedia del ser humano y las llama el triple desafío: sufrimiento, culpa y muerte, enmarcados como valores de actitud que cobran su importancia frente a lo inevitable con la propia actitud, dan sentido a la vida en situaciones límite, confrontan al ser mismo, dignifican su esfuerzo al margen de los resultados, son expresión de la capacidad de la dimensión espiritual, movilizan al ser humano a través del dolor y el sufrimiento que llevan consigo, supone una búsqueda de objetivos que infundan sentido a la vida y la enriquecen, constituye una fuerza poderosa y determinante en el núcleo psíquico; es impulso para vivir, ser libre, entender, gozar, crear, vincularse y trascender lo meramente individual.

Desde la Logoterapia su razón de ser como fundamento fundante, indica que la vida siempre vale la pena, por tanto es mejor vivirla, mirar al futuro permite la oportunidad de encontrar nuevos motivos, nuevos sentidos por los cuales puede cobrar un nuevo significado, un por qué vivir que se cumple realizando valores en un mundo de posibilidades que conducen a la experiencia más humanizante, la autotrascendencia. Toma los valores de actitud como oportunidad para enfrentar aquellas preguntas que no tienen respuesta. “Cualquier tipo de sufrimiento que la vida depara, será aceptado con fortaleza por el ser humano, si sabe que detrás de él hay un sentido que puede iluminar su significado”

La Logoterapia se rige por tres principios básicos: 1: La vida tiene sentido bajo cualquier circunstancia. 2. El hombre es dueño de una voluntad de sentido, y se siente frustrado o vacío cuando deja de ejercerla. 3. El hombre es libre, dentro de sus obvias limitaciones, para consumar el sentido de su existencia. A su vez, el sentido de la existencia se cumple en la realización de valores de creación, aquello que se ofrece al mundo a través del trabajo, de la creación artística, del dar; valores de experiencia, como lo que se recibe del mundo, la naturaleza, las obras de arte, las puestas de sol; los valores de actitud, como la posibilidad de asumir una actitud digna y valiente frente a hechos inevitablemente dolorosos que no se pueden cambiar.

El humanismo define al ser humano como valor central, en busca de la superación del dolor y el sufrimiento. Se parte de un postulado universal: la vida tiene sentido y dirección, esclarecerlos, comprenderlos, son la vida misma. El movimiento humanista inició en Estados Unidos como respuesta a la necesidad de crear un modelo más holista, que incluyera dimensiones como el crecimiento personal, la capacidad creativa del ser humano o la importancia de la dimensión emocional y corporal. Incluye escuelas como la psicoterapia de la Gestalt, el Análisis Transaccional, la Logoterapia, autores como Carl Rogers, Erwin Yalom, Abraham Maslow, Rollo May, Víctor Frankl. Como principios filosóficos tiene presente la perspectiva holista y sistémica, que implican la personalidad del individuo como un sistema idiosincrático en constante evolución y desarrollo, una perspectiva existencial, con un enfoque dinámico que se concentra en la existencia del individuo y una perspectiva constructivista que conlleva que todo individuo goza de la creatividad necesaria para reconstruirse, resignificarse. El terapeuta humanista además de escuchar empáticamente al consultante, le ofrece propuestas de exploración concretas y planes de acción, con intervenciones fundamentalmente idiosincráticas, adaptando las técnicas a las particularidades del sujeto y a los problemas que se pretende tratar.







"No son las cosas mismas
las que al hombre alborotan y le espantan,
sino las opiniones engañosas
que tiene el hombre de las mismas cosas". Epicteto.











Bibliografía

BRETONES, F. En Logoterapia: La audacia de Vivir. Buenos Aires, San Pablo, 2002

FRANKL, V. El hombre doliente, Herder, Barcelona, 1985

FRANKL, VIKTOR E., "Análisis existencial y logoterapia", en IV Congreso

Internacional de Psicoterapia, Editorial Scientia, Barcelona 1958.

—, "La logoterapia de V. Frankl", en Doctrinas psicoanalíticas, Editorial Kapelusz, Buenos Aires 1963.

FREUD, S. Duelo y melancolía. En Obras completas. Tomo XIV, Buenos Aires, Amorrortu, 1990

GORDILLO ALVAREZ, L. Aprender a vivir, aprender a morir, Colección Fundcrea: Alicante, España, 1998

LEWIS, C.S., El problema del dolor, Rialp, Madrid, 1994

LUCERO, I T., EL DOLOR Y EL SUFRIMIENTO HUMANO, en García, José Juan (director): Enciclopedia de Bioética, URL:http://enciclopediadebioetica.com/index.php/todas-las-voces/168-el-dolor-y-el-sufrimiento-humano

POLAINO, A., Más allá del sufrimiento, en Atlántida, 1993.

SPAEMANN, R., El sentido del sufrimiento, Atlántida, 1993.

YEPES STORK, R., Fundamentos de Antropología, EUNSA, Pamplona 1997








[i] A. Polaino –Lorente, Más allá del sufrimiento, en Atlántida, 15, 1993, Pág. 312


[ii] R. Spaemann, El sentido del sufrimiento, Atlántida, 15, 1993, 322-332


[iii] R. Yepes, Fundamentos de Antropología ob. cit. p 448


[iv] Polaino – Lorente, Manual de Bioética, ob. cit p. 473