martes, 31 de enero de 2017

EL DOLOR ES UN MAESTRO



El dolor en sí mismo

no es un mal

que tengamos que evitar

a toda costa.


El dolor es un maestro que nos puede enseñar muchas cosas.


El dolor nos instruye,

nos dice que cambiemos,

que dejemos de hacer una
cosa y emprendamos otra,
que dejemos de pensar

en cierta forma

y empecemos a pensar

en forma diferente.

Y cuando nos negamos a escuchar al dolor

y a sus enseñanzas,

lo único que nos queda

es convertirnos en escapistas.


Efectivamente,

lo que decimos es:
no voy a escuchar,
no voy a aprender,
no voy a cambiar.

Las personas abiertas y que van creciendo no toman a regañadientes la pedagogía

del dolor y buscan el cambio.


Intentan respuestas y correcciones adecuadas.
Los otros no escuchan las enseñanzas del dolor.


Se contentan con establecerse y vivir con el 10 %

de su potencial humano.



Se contentan con morir,

sin haber realmente vivido.


Mediante las verdaderas y permanentes relaciones del amor, podemos recobrar la aceptación de nosotros mismos,

la realización de lo

que valemos.


Si poseemos estas dos cualidades, todo lo demás

se irá desplazando

en dirección del crecimiento, por el sendero de la paz.

Cuando faltan el amor y el sentido del valor personal,

lo único que queda es

una existencia parcial.


Y así solo podremos lograr

una fracción de

lo que pudimos haber

logrado y sido.

La Gloria de Dios que consiste en que la persona

viva plenamente,

habrá quedado recortada.

Aprendamos del dolor.




J. Powell



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